lunes, 9 de abril de 2007

PEQUEÑAS COSTUMBRES

El tiene miedo de la muerte y siente frío; el vive en un silencio abstracto que excluye toda presencia. Todos los días asentamos nuestro mudo vínculo, en cada encuentro, con frases vacías que permiten continuar con esta costumbre de contener la impotencia. A veces siento sus brazos al rededor mío, pero sé que sólo son mis ansias ciñéndome: el sigue del otro lado de la mesa hundido en sus pupilas, lejos de mi alcance. Entonces...deseo violentamente no haber aprendido el arte de callar estoicamente para que ausentes entablemos el dialogo del sobrentendido. Y es que siento miedo de su muerte, de seguir callada cuando los días sean el sinfín de la fantasía anunciando ser el único espacio de diálogo posible; cuando él ya no pueda mover sus labios para contestar, también te adoro, hija.

martes, 3 de abril de 2007

CANCIÓN PARA LA SIESTA

Solo escribo la tarde sigilosa que no despierta
Para decir te extraño a la hora de tu siesta.