viernes, 10 de diciembre de 2004

OTRO FRATRICIDIO

El campaneo desde la Catedral, hermoso sonido que me traía siempre aire. Hasta no escuchar sus diez golpeteos mi pecho se cerraba como un forceps. Mientras miraba por la ventana el cielo obscuro abovedado y con sus pequeñas luciérnagas cósmicas, leí lo que en él estaba escrito y sentí una voz que tras mi nuca susurraba tu nombre. Pero vos estrías caminando y al alzar los ojos no verías más que estrellas. Y yo lo sabía.
Caí de rodillas por el impulso de alguna fuerza, golpee mis oídos, tiré de mis orejas con demasiada ilusión. Definitivamente eran inescrutables: ellas, el susurro y el silencio sentencioso que lo ahogaba todo. Corrí, corrí por un verde campo mientras bajaba escaleras, vi de la tierra brotar sangre en cada una de mis pisadas mientras divagaba por las calles de Frankfurt absolutamente drogada de angustia y terror por tu terrible imagen que se me repetía continuamente. Pero el espanto no frenaría mi llegada al mar donde esparcirían tus cenizas.
Yo: siempre esperar, siempre estar al reverso de la hoja que lleva de la mano los ojos del lector apasionado, siempre ver la espalda sombría de todo lo que se anhela. Me pasmé cuando sentí las tres estocadas, el dolor me impidió el paso. Ya era inevitablemente real, te desangrabas en la calle y yo te sentía caer frente a Schmar como yo lo hice frente al ventanal. Mi hermano aún sostenía el cuchillo que nos había herido y yo pensé: cuatro rodillas caen con un solo motivo. Llegué, ya estaba a tu lado y recibí tu mirada, una que por primera vez parecía querer llegar a mí.
A pocos metros, cruzando la calle, nuestro verdugo y Palas forcejeaban, se disputaban verdades intrascendentes. Ya estaba hecho. Al lado del cuerpo cayeron, sin dilemas esta vez, mis orejas; ellas escucharon el suplicio de Frau Wese y su anillo rechinando en el asfalto, el cuchicheo de la gente en ronda, el silencio denso y submarino de la noche en el que yo me sumergía descendiendo hacia un cielo naranja.
No servía ya oír más. Mi pecho quedó abierto para siempre al viento aunque el campanario no vuelva a cantar jamás para mí. Eterna, puedo flotar entre el satén de mi vestido aunque mis pies se congelen en el piso.

Reescritura del cuento "Fratricidio" de Kafka.

sábado, 20 de noviembre de 2004

Shhh...

"El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos"

Miles Davis

lunes, 11 de octubre de 2004

no hay por siempre en este mundo
y te va doler saber por qué
soy humano y mi destino
es ser mortal
muéstrame
como conquisto el paraíso
como subir los trece pisos
porque te amo con frenesí

muéstrame
como conquisto el paraíso
como subir los trece pisos
porque te amo con frenesí


Life is now and it's passing you by so...
let's just be full of joy

sábado, 9 de octubre de 2004

In Memorial

De acuerdo con la situación no prevista, en la que el ejército dominaba la quebrada y era difícil caminar, decidimos pedir instrucciones a Che y enviamos a Aniceto. Al llegar al lugar donde estaba situado el puesto de mando , no lo encontró allí, Che se había retirado ya. Regresó e informó a Ñato de lo acontecido, y cuando intentaba llegar al lugar donde estábamos nosotros, fue herido en un ojo. Ñato hacía señales tratando de explicar la situación, pero Urbano y yo no las comprendíamos, no queríamos retirarnos si no era por una orden del Che. El fuego entonces se alejaba y se iba haciendo mas intenso por la quebrada del Yuro arriba. (Después comprendimos lo que ocurrió, había sido descubierto y era perseguido.)
En el combate de Quebrada del Yuro, con una pierna herida que le impedía caminar, el fusil destruido por un balazo y sin cartuchos en su pistola es hecho prisionero en horas de la tarde y conducido al pueblo de La Higuera, donde lo mantuvieron prisionero y el día 9 de octubre fue asesinado por órdenes de las más altas autoridades bolivianas, que estaban asesoradas por la CIA. Su cadáver fue trasladado a Valle Grande, donde fue exhibido y fotografiado por corresponsales de prensa.

http://www.che.islagrande.cu/home.html

martes, 5 de octubre de 2004

CINEMA PARADISSO

Hoy quiero callarme la boca; oir. Callar y oir como vibra el silencio. Una onda infinita, interminable seduciendo mis oídos. Tan motivante como un beso.
El silencio me remite a tu nombre pero no al que nombro, no a sus letras sino a él y lo que dice sin ser dicho, igual que lo hace el cuerpo. Si callo recuerdo lo que me decía más allá del priopio movimiento de la forma. Si callo puedo vivir ese instante, uno que viene a buscarme de cuando en cuando en el momento en que todo se vuelve tenue y calido como tu sombra.

martes, 31 de agosto de 2004

ENTRE RÍOS

Yo corro por el río subterráneo que corre bajo un río de malezas.
Me llevo en su torrente, me entibio con su sangre
me muero con cada piedra y vivo dentro de ellas,
me sumerjo a respirar alivios y me inundo de dolores.
Entre sus redes me impulso hacia el fondo que me da la voz
que habla, que dice muda las palabras, las únicas que tienen voz.

martes, 24 de agosto de 2004

ElevatioN

[...]
El hombre es un ser pensante, pero sus grandes obras las realiza cuando no calcula ni piensa. Debemos reconquistar el “candor infantil” a través de largos años de ejercitación en el arte de olvidarnos de nosotros mismos. Logrando esto, el hombre piensa sin pensar. Piensa como la lluvia que cae del cielo; piensa como las olas que se desplazan en el mar; piensa como las estrellas que iluminan el cielo nocturno, como la verde fronda que brota bajo el tibio viento primaveral. De hecho, él mismo es la lluvia, el mar, las estrellas, la fronda.
Una vez que el hombre haya alcanzado ese estado de evolución ”espiritual”(...) no necesita como el arquero, de arco, flecha ni blanco, ni otros recursos. Se sirve de sus miembros, de su cuerpo, cabeza y órganos.

La “Doctrina Magna” del tiro de arco

Según ella, ahora como antes es una cuestión de vida o muerte, por cuanto concierne a un enfrentamiento del tirador consigo mismo; y ese modo de oposición no es pobre sustituto, sino el fundamento sustentador de todo enfrentamiento con el exterior. (...) El acceso está abierto sólo aquellos que se acercan con el corazón “puro”, es decir, libre de segundas intenciones.
(...) Porque para ellos (los maestros arqueros), el enfrentamiento consiste en que el arquero tira a sí mismo – y sin embrago no a sí mismo- y que entonces tal vez haga blanco en sí mismo – y sin embargo no en sí mismo- de modo que será a un tiempo el que asesta y el que es asestado, el que acierta y el que es acertado. Entonces surge lo último y lo más excelso: el arte deja de ser arte, el tiro deja de ser tiro, será un tiro sin arco ni flecha; el maestro vuelve a ser discípulo; el diestro, principiante; el fin, el comienzo; el comienzo, la consumación.

[...]
Sus vivencias, victorias y transmutaciones, mientras sigan siendo “suyas”, han de ser vencidas y transmutadas una y otra vez, hasta tanto todo lo suyo esté aniquilado. Sólo así se echa la base para las experiencias que (...) lo despiertan a una vida que ya no es su vida cotidiana y personal. Vive sin que siga siendo él quien vive.

“Zen en el arte del trio con arco”, Eugen Herrigel (Bungaku Hakusi)


Es esto, deber del “actor” sentir en el instante de la transmutación espiritual en otros seres. La liberación y obligada perdida del ego, la no noción de tiempo, la estabilidad y esquizofrenia que confluyen, la búsqueda incansable de conectarse con lo intangible, lo cósmico, elevado, energético son justamente lo que ese instante-momento exige y precisa para darse y ser. En ese momento, y sólo así, el verdadero actor nace y muere. Y es en la práctica, hasta esa instancia del ser, que actúa lo necesario para poder dejar de actuar y convertir así al arte de la forma en un evento de la metafísica. El espectador entonces sólo puede creer lo que observa porque de hecho el actor no sólo cree ser aquel a quien interpreta sino que se ha convertido efectivamente en él. Ya no actúa, es.


Gabriela Crespo

miércoles, 11 de agosto de 2004

BRUMA

...Y tuve un hijo,
y era dueña de un castillo
y pequeños seres comían de mi carne
y largos vestidos de silencio
colgaban de todas partes.

UNDÁRA

Si en el cielo se dejara de inscribir la noche como un signo que leemos pero no comprendemos, podría yo no comprender esta pesadumbre calmada. Pero el cielo se vuelve encriptado, y yo entiendo con lágrimas y sangre: él se viste con el mar, yo me socavo con las alas.

miércoles, 4 de agosto de 2004

LA BAILARINA GASTADA

La bailarina rosa
guarda en su cofrecito de cristal
sus dedos fríos
y la gélida blancura de su alma,
los secretos de las puntas de sus pies,
la bola de pelos de su traquea,
las cintas rancias de sus zapatillas,
(aún gastadas, rosas)
los tobillos quebrados por la espera,
los númerso gigantes y diminutos de su fortuna,
la parálisis facial de su sentir,
los fragmentos de estrellas del techo,
los hombros como cemento, como hormigón.
Guarda todo cuanto desea
antes de tomarse a ella misma y recostarse
en su cajita hecha añicos
donde resuenan las cellos y las arpas,
y los fragmentos de cristal
son los que danzan, flotan y danzan
entre huecas corcheas
y las negras claves del sol.

jueves, 29 de julio de 2004

ANDAMIOS

Los andamios cuelgan majestuosos, tiemblan tempestivos,
estoicos se sostienen con las uñas y los dientes.
A veces los contemplo, me siento a observarlos,
así, en esta extraña situación de calma;
así, en esta cotidiana sensación de desorden.
Y a veces, a menudo, bajo las persianas,
cierro las cortinas. Y lloro.
Lloro y ellos llueven.

martes, 27 de julio de 2004

LOS ÁNGELES DE LA SOBERVIA

Una sublime arquitectura,
la conjugación de campo y laberinto.
Una profunda e intrincada filosofía superficial
con una perfecta e insoportable presencia,
con una plural e insospechada ausencia.
El castigo o la fortuna puso esto para ellos:
mueren los claveles por su piel, nacen los clavos en sus huellas.

sábado, 24 de julio de 2004

El problema con la luz es que no proviene de tí, viene del sol, los ríos, los árboles. Prefiero entonces tu oscuridad.

William Sowter.
Son mis voces cantando para que no canten ellos,
los amordazados dementes en el alba,
los vestidos de pájaro en la lluvia,
hay en la espera un rumor rompiendose y hay cuan bien el día
una partición del sol en pequeÑos soles negros
y cuando es de noche,
siempre una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta para que no canten ellos
los funestos, los dueÑos del silencio.

Alejandra Pizarnik.

La palabra que sana

Esperando que el mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se encuentre furioso exite el mar, ni tampoco el mundo.Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.

Alejandra Pizarnik,"Fragmentos para dominar el silencio" en Extración de la piedra de la Locura(1968).

jueves, 15 de julio de 2004

TORMENTA

Se quiebran las manos.
Se grita hasta tocar el vacío.
Se mutila la propia carne.
Se convierten en sincera amargura.
Se bautizan con sangre.
Se transforman en el agua.
Se evaporan en el aire.
Y el cielo sigue estrellado,
y el sol dá su mejor cara,
y todo sigue su curso
como si nada reparara en el tormento.

martes, 13 de julio de 2004

Páginas Finales

- Qué te pasa?- me preguntó.
- Adoro las cosas – repuse.
- Sí, pero cómo? – indagó.
- Está Dios en las cosas – le dije.
[...]
Tal como he dicho: Ramón fue un buen tipo desde el primer día.
[...]
Yo me gozo de las cosas cuando les desentraño la divinidad. Todas las cosas la tienen. El ronquido de Ramón y el jabón amarillo que ponen en el baño. Los gritos de mis vecinos y las túnicas con que los envuelven cuando se exasperan.
Hoy, antes de suicidarme – cosa que haré cuando termine estas líneas – deberé, antes de mi acto final, hincarme ante el aire. Yo había pensado que aquí, con todo mi tiempo disponible, podría cumplir con casi todo mientras tuviera un vínculo con el mundo. Pero ayer Ramón me golpeó, y me dije: “Ya no tengo más vínculo con los que no saben o no quieren saber lo que yo sé. Mi vida es inútil. Carece de verdadero sentido.”. Y entonces decidí usar mi cuchillo.
Esto es muy desolado. No es que me disguste. Tal vez para los demás sea demasiado triste. Pero a mí, por encima de las generalidades, me importan los hechos aislados. Por ejemplo: a veces nos dan uvas o, digamos – para aclarar lo que quiero decir -, a mí me toca de postre una manzana, de esas verdes y más bien agrias que dulces y, entonces, muy atentamente, al morderla, sin pelar, la oigo estallar en la cuenca del cráneo y, dichoso, rezo con una íntima, intransmisible alegría que me llena los ojos de lágrimas.
Sigo contando: a veces veo pájaros que van a ponerse en los árboles del parque. De noche estrellas, a través de los barrotes de las ventanas. O un papel, parecido también a un pájaro, desciende flotando por el aire y lo veo caer involuntariamente, como si quisiera quedarse detenido en el aire para siempre, para servir de metáfora de algo que acaso no tenga nombre. Y, por otra parte, en mi cuarto está siempre el vaso de agua, la silla, la lámpara, la cama, los muros blancos, mi ropa, mis botines en el piso que a veces se parecen a una desolada ausencia. Y como en todas estas cosas está la presencia oculta y manifiesta de Dios, para mí este no es un lugar triste sino lleno de su sagrada permanencia.
[...] Quiero decir: eso que llamamos soledad, si es lo que me pasa a mí (que a nadie cuento lo que me sucede sino en estas finales páginas), está bien. Pero si se trata de desprenderse del tejido que conformamos todos los seres humanos, de desligarse de los demás en cuanto a la experiencia conjunta de compartir el misterio de vivir simultánea-mente, me parece que estamos ante algo que no sólo es insoportable, sino que hay que negarlo, y es lo que voy a hacer. Sin vínculo con los demás, temo que las cosas se descarguen de Dios y, entonces, prefiero la muerte.
Lo de Ramón me obliga a renunciar a la oración, porque, debido a mi enfermedad, él era el único que me unía (...) con el resto (...) de los seres humanos que se me ha negado ver. (...) Él era mi puente y ahora se me ha convertido en una idea: en algo que no provoca oración.

Es importante la luminosidad que encierran los objetos. Cuando uno les ve la luz es el momento en que las cosas dejan de ser simplemente cosas porque quedan manifestadas por lo que las sustenta.
[...]
(...)El agua, entonces, no mirada ni pensada, sino amada, olvidada de su entrañable composición química, sin recordarle su fuerza marítima, su transcurso fluvial, su quietud especular en los lagos, su capacidad de entrar por la boca o de limpiar los ojos, o de pacificar la fiebre; el agua, así como una transparencia de volumen inasible y translucido, como sustancia angélica en su humildad de casi inexistencia, o de su existencia que a fuerza de necesidad y de abundancia se hace secreta en la costumbre de su presencia; el agua que se oculta en la evidencia, el agua, bien vista, entonces (como el aire del que prefiero no hablar), es una materia ideal ara iniciarse en el entendimiento de la sacralidad de las cosas.
Al escribir estas líneas comprendo que amo mi demencia. Porque yo no quiero renunciar a esta certeza que, no sólo es mi destino (o porque es mi destino), sino porque mi demencia también es sagrada, igual que un lirio o el íntimo secreto del sueño de un perro.
Pero no se debe vivir como yo vivo. Y acaso, vivir como yo vivo sea una manera de pecado que hasta carezca de jerarquía nominal, porque ni siquiera con la comprensión, o la sensibilidad, o la misma piedad se debe paliar el horror del orgullo. Porque, bien pensando, si Dios se oculta en las cosas, no se debería jamás agudizar los ojos del corazón para que lo revelen.
[...]
Porque desde el fondo de mi horror creo que he advertido la presencia de Dios en cada cosa porque no he tenido la humildad de amar cada cosa como simple criatura de Dios.
Qué infierno ver la presencia de Dios en cada cosa, cuando Dios, seguramente, para los justos, ha de ser algo tan transparente e invisible como un ramo de aire o una delgadísima lámina de agua.
[...]
(...) Porqué no se me ha dado la paz de ver en la oculta armonía de este aparente caos lo que he creído encontrar en una partícula de polvo?
(...) Por eso una flor encubre a dios. O un pájaro en el aire, o un junco, o una mano apoyada en un hombro.
Cuando esto se sabe, quién puede ver, oí, tocar, sin ser un impío. Y quién puede ser un impío sin llegar a la contradictoria condición de un cansado ser a quien todo lo destruye.
[...]
Me hinco para desentrañar el aire. Debo apresurarme. Oigo los pasos de Ramón por el pasillo blanco. Advierto que una hoja de acero es azul.
Alguien detendrá mi mano?
No sé si es cansancio o tristeza lo que siento. Y no sé si lo siento en el cuerpo o en el alma.

Angel Bonomini, "Páginas finales" en Los lentos elefantes de Milan

lunes, 12 de julio de 2004

AZULADA

Se vuelve tinta mi sangre
y es azul profunda
como el río que se incendia tras los dientes
que siguen apretados
astillandose contra la encía.

Todo lo tuyo se aleja y me vuelvo más azul,
azul como la primera hija de la noche,
como la canción que se canta adentro,
como la lágrima que cuaja perfecto en la mejilla,
como dos ojos que se ahogan mirando el mar.

domingo, 11 de julio de 2004

The bends

Where do we go from here
The words are coming out all weird
Where are you now, when I need you
Alone on an aeroplane
Fall asleep on against the window pane
My blood will thicken

I need to wash myself again to hide all the dirt and pain
Cos I'd be scared that there's nothing underneath
But who are my real friends
Have they all got the bends
Am I really sinking this low

My baby's got the bends, oh no
We don't have any real friends, no, no, no

Just lying in the bar with my drip feed on
Talking to my girlfriend, waiting for something to happen
I wish it was the sixties, I wish I could be happy
I wish, I wish, I wish that something would happen

Where do we go from here
The planet is a gunboat in a sea of fear
And where are you
They brought in the CIA, the tanks and the whole marines,
To blow me away, to blow me sky high

My baby's got the bends
We don't have any real friends

Just lying in the bar with my drip feed on
Talking to my girlfriend, waiting for something to happen
I wish it was the sixties, I wish I could be happy
I wish, I wish, I wish that something would happen

I wanna live, breathe
I wanna be part of the human race
I wanna live, breathe
I wanna be part of the human race, race, race, race

Where do we go from here
The words are coming out all weird
Where are you now when I need you

Radiohead "The Bends"

jueves, 8 de julio de 2004

POCKER

Ella fruncía la boca para no decir algo, para no hablar, para poder seguir. Las cosas toman forma, son concretas una vez que estan fuera, una vez nombradas existen en el mundo para siempre, no pueden ser destruidas, así como todo crimen tiene su evidencia. Ella sabía, sabía que yo no haría otra cosa que callar. Lo sabía.
Cuánto se soporta? Cuánto se espera?. Ella sabía, sospecho que también quería aquello. Quería aunque fuera sólo eso: querer, quererme. Sinceramente le daba igual.
Qué podía yo hacer? Gritarle, empujarle la verdad como una pared que se demole a 2 centímetros del rostro? Lo hubiera hecho, mi conciencia no hubiera sentido culpa alguna. Pero no lo hice, y siendo honesto nada podría aún ahora motivarme a tanto. Preferí en cambio ver cuánta paciencia hace a alguien paciente. Preferí dejarla en su casa de naipes.

martes, 6 de julio de 2004

PÁJAROS PÉRFIDOS O MI CONDOLENCIA A LA MUERTA

La muerte se sento a mis pies y yo, poco a poco, me fui acurrucando en la cama. En el sueño yo vi palomas, rígidas como ancianas; eran libre, tenían alas y no querían irse:
- Emputecidas palomas, vayanse! vayanse, no sé dónde...usen esas extremidades que tienen por alas y vuelen, y vayanse donde yo no puedo ir, donde yo no puedo hacerles daño...-
Quizás la muerte sea la dama más desdichada de entre todas las damas maldítas: nadie quiere su abrazo, menos aún su caricia. Probablemente la soledad le haya otorgado un ejercito de esqueletos de ángeles, los de sus mejores ángeles para que la acompañen. Sé que si abro los ojos los voy a ver agitando sus huesudas alas para reconfortarla a ella, a la huerfana de la primera hora. No necesito abrir los ojos para saber que la roja muerte llora, los vidrios a mis pies me cuentan de su pena, el rechinar de los huesos de sus escoltas de su desesperación por darle remanzo.
Las palomas nunca volaron. Prefirieron el beso, la infame caricia.

domingo, 4 de julio de 2004

Cielo de claraboya

[...]Era la casa de mi tía más vieja adonde me llevaban los sábados de visita. Encima del hall de esa casa con cielo de claraboyas había otra casa misteriosa en donde se veía vivir a través de los vidrios a una familia de pies auroleados como santos. Leves sombras subian sobre el resto de los cuerpos dueños de aquellos pies, sombras achatadas como las manos vistas a través del agua de un baño. [...]
Una noche de invierno anunciaba las nueve un reloj muy alto de madera, que crecía como un árbol a la hora de acostarse.[...] La calle estaba llena de vendedores de diarios y frutas, tristes como despedidas en la noche. No había nadie ese día en la casa de arriba, salvo el llano pequeño de una chica (a quien acababan de darle un beso para que se durmiera, que no quería dormirse), y la sombra de una pollera disfrazada de tía, como un diablo negro con los pies embotinados de institutriz perversa. Una voz de cejas fruncidas y de pelo de alambre que gritaba ”Celestina! Celestina!”, haciendo de aquel nombre un abismo muy oscuro. Y después que el llanto disminuyó despacito... aparecieron dos piecitos desnudos saltando a la cuerda, y una risa y otra risa caían de los pies desnudos de Celestina en camisón, saltando con un caramelo guardado en la boca. La voz de los pies embotinados crecía: “Celestina!
Celestina!”. Las risas le contestaban cada vez más claras, cada vez más altas. Los pies desnudos saltaban siempre sobre la cuerda obalada bailando mientras cantaba una caja de música con una muñeca encima.
Se oyeron pasos endemoniados de botines muy negros, atados con cordones que al desatarse provocaban accesos mortales de rabia. la falda con alas de demonio volvió a revolotear sobre los vidrios; los pies desnudos dejaron de saltar; los pies corrían en rondas sin alcanzarse; la falda corría detrás de los piecitos desnudos, alargando los brazos con las garras abiertas, y un mechón quedó sus pendido, prendido de las manos de la falda negra, y brotaban gritos de palo tironeado.
El cordón de un zapato negro se desató, y fue una zancadilla sobre otro pies de falda furiosa. y de nuevo surgió una risa de pelo suelto, y la voz negra grito, haciendo un pozo oscuro sobre el suelo: “Voy a matarte!”. Y como un trueno que rompe un vidrio, se oyó el ruido de jarra de loza que se cae al suelo, volcando todo su conteniso, derramándose, densamente, lentamente, en silencio, un silencio profundo, como el que precede al llanto de un niño golpeado.
[..]
Las puertas se abrían con largos quejidos y todos los pies que entraron se transformaron en rodillas. La claraboya era de ese verde de los frascos de colonia en donde nadaban todas las faldas abrazadas. Ya no se veía ningún pie y la falda negra se había vuelto santa, más arrodillada que ninguna otra sobre el vidrio.
Celestina cantaba les Cloches de Comeville, corriendo con Leonor detrás de los árboles de la plaza, alrededor de la estatua de San Martín. Tenía un vestido marinero y un miedo horrible de morirse al cruzar la calle.

Silvina Ocampo, “Cielo de claraboyas” en Viaje olvidado.

A QUIEN CREA CORRESPONDERLE

I
No sé porque tengo la boca abierta.

II
Nada sé de los cómo,
de los porqué.

III
Hay una sola persona que quiero ver
todos los demás no entienden
y quizás tampóco entienda pero yo veo que sí.

IV
La poesía se resume al silencio.
Eso es el poema:
lo que no está, lo que no se dice
porque nada es decible.

V
De dos en dos
pero esos dos se convierten en tres
y esos tres en seis:
porque sus dobles, sus sombras
también cuentan.

VI
Por eso
no han de entenderlo.
Por eso
yo misma no entiendo
mi boca
abierta.

Estoy azulado

(R.Coleman/G. Cerati)

Sola, vino a mi ficción
Sin dudar,a acompañarme
Signos sin traducción
silencio, insuperable
¿Cuanto habré cambiado
Que se habra gastado?
Podria comunicarme
Pero siento tanto la erosión
Cerca de su atracción
Tropiezo con mis manos
Sufro otra mutación
Un color azulado

Algo esta ligándome
cuando estoy azulado
Quisiera recuperarme a su lado

Azulado
A su lado, cambiaría de color
A tu lado oh, oh, oh
A su lado, cambiaría de color
A tu lado oh, oh, oh

Porque algo esta ligándome
Cuando estoy azulado
Quiero recuperarme
a su lado

Soda Stereo"Nada personal"

viernes, 2 de julio de 2004

Good bYe a Thousan Times goOd bye

Marlon we'll always love you for all the great things you have gave us , for your taLent, your wonderfull voice, for your astonishing perfomances.
Peliculas bellas: "Un tren llamado deseo" "El padrino" "El útimo tango en París" o "Apocalipsis Now".
Un humilde homenaje a un GRAN ACTOR de todos los tiempos (vivo o muerto); pocos podrían entrar en pantalla con tanto peso y presencia escénica como él, poco podrían ser tan sutiles y tan expresivos...
Buen Viaje Brando, were ever you are me saco el sombrero

jueves, 1 de julio de 2004

FISHES

‘’We are to lost souls swimming in a fishbowl year after year running over the same all ground how we found the same old fears. Whish you were here’’
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Dijo que hay un pez en ese mismo río que las aguas no quieren y él, el pez, debe dejar pasar la vida, toda la vida como el mono en vaivén dentro de ellas, aún de un modo más penoso porque esta vivo y tiene que luchar constantemente contra el flujo líquido que quiere arrojarlo a la tierra. Dijo Ventura Prieto que estos sufridos peces tan apegados al elemento que los repele, quizás apegados a pesar de sí mismos, tienen que emplear casi integramente sus energías en la conquista de la permanencia, y aunque siempre estan en peligro de ser arrojados del seno del río, tanto que nunca se los encuentra en la parte central del cauce sino en los bordes, alcanzan larga vida, mayor que la normal entre los otros peces. Sólo sucmben, dijo también, cuando su empeño les exige demasiado y no pueden procurarse alimento.
Antonio Di Benedetto, Zama.

El 3Ro

No recordaban haber convenido en encontrarse ese martes para ir al cine pero era la esquina,la hora, el día de siempre. Dejaron de preguntarse, solía pasarles. Sabían que era tarde, prefirieron entonces esperarlo y recriminarle un poco, hacerlo sentir mal por llegar tarde por primera vez. Sí, a él que nunca había incumplido una cita en su vida, a él que sus parametros y medida de vida eran puntualidad y orden, a él que seguramente tendría la mejor de las explicaciónes para dar y, más importante que eso, una excusa real. A él iban de esperar- Y lo hicieron hasta que la ansias por martirizarlo perdieron peso bajo la espera.
Ni un llamado, ni una noticia, nada. El, que hubiera dado no solo una explicasion sino también una indemnización por daños y pejucios, él los plantaba sin suplicas n excusas. Comenzaron a impacientarse y lo llamaron una y otra vez, esa noche, la sigueinte, la siguiente y la que venía. Llamaron enojados, intrigados, desconcertados, descolocados, preocupados, angustiados, atemorizados.Dejaron de salir de sus casas, dejaron de encontrarse uno con otro, de comunicarse. La basura se acumulaba, sus baños hedían, sus cuerpos se adelgazaban mientras se obsesionaban como un perro que persigue su cola, hasta que decidieron dejar de moverse. Quizás así las cosas mejorarían, pensaron. Las llagas en la espalda pronto reforzaron sus voluntades de inmovilidad; la inercia y la abulia, el resto. Pronto consumidos, llegando al extremo de la reducción de cualquier humanidad, recordaron.

Composición: "LA VACA"

Pues no se trata tan sólo de una superficial cuestión de forma, de extensión o de maneras. Cualquiera de éstas que el escritor adopte a través del tiempo, de los cuentos que logre perdurarán únicamente aquellos que hayan recogidos en sí mismos algo escencial humano, una verdad, por mínima que sea, del hombre de cualquier tiempo. Y he ahí su dificultad y su misterio.

Augusto Monterroso, “La vaca”