martes, 21 de agosto de 2007

CORALINA O DOS PARA EL BUCEO

Negando el destino del próximo paso
desoyendo la reverberancia de mi boca
callando el lenguaje de mis manos
saltando mi corazón marino entre baldosas…

Me pierdo entre las causas del efecto.

Un coral tiembla, intento un beso en la linealidad de sus bronquios
pero el inspira todo el viento y me exhala.
Y quedo así, casi como un deseo, como lo incierto,
boquiabierta entre las aguas del olvido y el recuerdo.





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