miércoles, 11 de agosto de 2004

UNDÁRA

Si en el cielo se dejara de inscribir la noche como un signo que leemos pero no comprendemos, podría yo no comprender esta pesadumbre calmada. Pero el cielo se vuelve encriptado, y yo entiendo con lágrimas y sangre: él se viste con el mar, yo me socavo con las alas.

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