jueves, 1 de julio de 2004

El 3Ro

No recordaban haber convenido en encontrarse ese martes para ir al cine pero era la esquina,la hora, el día de siempre. Dejaron de preguntarse, solía pasarles. Sabían que era tarde, prefirieron entonces esperarlo y recriminarle un poco, hacerlo sentir mal por llegar tarde por primera vez. Sí, a él que nunca había incumplido una cita en su vida, a él que sus parametros y medida de vida eran puntualidad y orden, a él que seguramente tendría la mejor de las explicaciónes para dar y, más importante que eso, una excusa real. A él iban de esperar- Y lo hicieron hasta que la ansias por martirizarlo perdieron peso bajo la espera.
Ni un llamado, ni una noticia, nada. El, que hubiera dado no solo una explicasion sino también una indemnización por daños y pejucios, él los plantaba sin suplicas n excusas. Comenzaron a impacientarse y lo llamaron una y otra vez, esa noche, la sigueinte, la siguiente y la que venía. Llamaron enojados, intrigados, desconcertados, descolocados, preocupados, angustiados, atemorizados.Dejaron de salir de sus casas, dejaron de encontrarse uno con otro, de comunicarse. La basura se acumulaba, sus baños hedían, sus cuerpos se adelgazaban mientras se obsesionaban como un perro que persigue su cola, hasta que decidieron dejar de moverse. Quizás así las cosas mejorarían, pensaron. Las llagas en la espalda pronto reforzaron sus voluntades de inmovilidad; la inercia y la abulia, el resto. Pronto consumidos, llegando al extremo de la reducción de cualquier humanidad, recordaron.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusto mucho !!!! el 3ro.
.)))):)