martes, 6 de julio de 2004

PÁJAROS PÉRFIDOS O MI CONDOLENCIA A LA MUERTA

La muerte se sento a mis pies y yo, poco a poco, me fui acurrucando en la cama. En el sueño yo vi palomas, rígidas como ancianas; eran libre, tenían alas y no querían irse:
- Emputecidas palomas, vayanse! vayanse, no sé dónde...usen esas extremidades que tienen por alas y vuelen, y vayanse donde yo no puedo ir, donde yo no puedo hacerles daño...-
Quizás la muerte sea la dama más desdichada de entre todas las damas maldítas: nadie quiere su abrazo, menos aún su caricia. Probablemente la soledad le haya otorgado un ejercito de esqueletos de ángeles, los de sus mejores ángeles para que la acompañen. Sé que si abro los ojos los voy a ver agitando sus huesudas alas para reconfortarla a ella, a la huerfana de la primera hora. No necesito abrir los ojos para saber que la roja muerte llora, los vidrios a mis pies me cuentan de su pena, el rechinar de los huesos de sus escoltas de su desesperación por darle remanzo.
Las palomas nunca volaron. Prefirieron el beso, la infame caricia.

1 comentario:

-RoK- dijo...

Holas, y bue tuve q usar la cuent a pir... uy casi se me escapa, muchas felicidades, y mas te vale q empieces a aprender html si...un beso.