jueves, 29 de julio de 2004

ANDAMIOS

Los andamios cuelgan majestuosos, tiemblan tempestivos,
estoicos se sostienen con las uñas y los dientes.
A veces los contemplo, me siento a observarlos,
así, en esta extraña situación de calma;
así, en esta cotidiana sensación de desorden.
Y a veces, a menudo, bajo las persianas,
cierro las cortinas. Y lloro.
Lloro y ellos llueven.

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